Bienvenida

Hola, amig@.
Este es un blog dedicado a los caminos del ser humano hacia Dios. Soy cristiano, pero no pretendo dar una visión exclusivamente cristiana de estos temas.
Tampoco, y esto es muy importante, deseo que nadie tome lo que escribo como temas doctrinales. No imparto cátedra, líbreme Dios de algo que sólo está adjudicado a los sabios doctores con autoridad para impartir doctrina.
Lo mío es mi experiencia de vida y pensamiento, y lógicamente, puedo estar equivocado.
Dicho esto, y sin intención de cambiarle los esquemas a nadie, la pregunta que debes hacerte si quieres encontrar algo interesante en este blog es la siguiente:
"Si tengo y siento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
"Si no tengo o no experimento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
Si esta declaración va contigo, entonces, bienvenido seas.
Si no te dice nada, échale no obstante un vistazo; mal no creo que te haga, aunque sí puede que te haga rascarte la cabeza y plantearte cuestiones acaso "religiosamente incorrectas". Sobre todo ve a la entrada 19.- sitúate en el umbral
En cualquier caso, que la Paz esté contigo.
El título de blog "Todos los santos de Dios", afirma un convencimiento personal de que "todos los santos de Dios son todas aquellas personas de buena voluntad y sincero corazón, para los que Dios tiene sentido en su vida, aunque sean pecadores, aunque caigan una y otra vez, aunque incluso sean "ovejas perdidas de Dios", pero sienten algo dentro de sí que no saben lo que es, pero buscan el Camino de Regreso a Casa, con independencia de raza, nación y religión que pudieran profesar. Incluso aunque digan no creer. Si aman, y creen en la verdad, con todos sus defectos, forman la gran comunidad de Todos los Santos de Dios. Una Comunidad para los que Jesús de Nazareth vivió, murió y resucitó, aunque ni lo sepan, e incluso, ni lo crean.
Ya empezamos mal, desde el punto de vista doctrinal católico, pero no creo que esto a Dios le importe demasiado.

Si es la primera vez que entras, abre primero de todo la página "¿Quienes somos?, creo que te sorprenderás.
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Si, por otro lado, te interesa el pensamiento sistémico, te invito a que pases también a ver mi nuevo blog "HORIZONTE TEMPORAL", una visión sistémica del mundo para imaginar algo más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos.
Va de temas de aquí abajo, y de cómo plantearnos una forma holística de comprender los problemas que nos abruman en este mundo.

Correspondencia: alfonsoypaloma@gmail.com

sábado, 21 de abril de 2012

137.- (FP-6) Mortificación, desprendimiento y vida recta


1.  

FILOSOFÍA PERENNE de Aldous Huxley (Capítulo 6)
Resumen y comentarios
 El alma humana es una multitud de personajes. Y esta multiplicidad oculta el verdadero tesoro del Reino de Dios. En la medida en que el alma puede liberarse de esta multitud, el Reino se manifiesta.
2.    “Venga a nosotros Tu Reino”, supone la necesidad de “váyase de nosotros nuestro Reino”. Los dos reinos no pueden coexistir. Dios y el dinero son incompatibles (entiéndase el dinero como símbolo de nuestro reino temporal).
3.    Cuanto más hay de “yo”, menos hay de Dios en mi.

Mortificaciones

4.    La eterna plenitud sólo se logra si conseguimos desprendernos de la vida centrada en nosotros mismos, en el egocentrismo.
5.    Así entendido, la mortificación (mortis – fácere: hacer muerte) es el deliberado morir para uno mismo, para el “yo”.
6.    La mortificación es una práctica recomendada por todas las religiones basadas en la espiritualidad[1]. Y la espiritualidad es uno de los pilares fundamentales de la Filosofía perenne.
7.    La mortificación no es un fin en sí misma, sino un instrumento al servicio de la liberación del “yo”. Sirve para evitar y quitar obstáculos a la santidad y a la entrada del Espíritu de Dios.
8.    Aquellos que basan su vida espiritual en sus mortificaciones la convierten en su finalidad; se vuelven ariscos y un tanto amargados y exigentes. Reprochan a los demás que no les igualen en sacrificios. Así, enfocadas, las mortificaciones, lejos de liberarnos de nuestro “yo”, lo refuerzan aún más y más, generando un efecto diametralmente opuesto al perseguido. Es la actitud del fariseo que se pavonea de su ayuno, como refiere William Law.
9.    La mortificación es el medio para descubrir la sabiduría, que es nuestro objetivo final (Filón).
10.  La vida religiosa, mal enfocada, oculta  un serio peligro, el de generar una despiadada competición a ver quién se modifica más (a ver quién mea más lejos). Lejos de allanar el orgullo y el amor propio, lo pueden estimular en grado superlativo, volviendo los corazones duros como piedras, generando envidias en aquellos/as que se creen más santos/as que los demás porque hacen más mortificaciones, y así terminar más odiando que amando. (Dame Gertrude More)
11.  Muchas veces, estas actitudes son más evocadoras del amor propio que del deseo de pertenencia (Teresa de Jesús)
12.  El mortificado así se convierte en alguien mucho peor, donde emergen obsesiones que pueden rayar en trastornos psicológicos y hasta psiquiátricos, próximos o calificados de lleno de autolisis, como trastorno psiquiátrico que induce al paciente a provocarse lesiones a sí mismo.
13.  El puritano[2] puede paradójicamente practicar todas las virtudes cardinales y seguir  siendo mala persona, en la medida en que se reconoce por ello, porque practica la virtud, superior a los demás, lo que le convierte en una persona soberbia. Pueden llegar a practicar la caridad con ira, envidia e incluso crueldad. El puritano se cree santo porque es estoicamente austero. Es la exaltación consciente  de la mayor virtud del “yo”, de la máscara, para intentar por ello ser admirado por los demás, y de paso, ocultar sus mayores defectos y vergüenzas. De esta forma el puritano se convierte en un fanático de la mortificación, y lo único que consigue es reforzar continuamente el “yo”.
14.  La mortificación, según San Francisco de Sales[3], hay que hacerla con “santa indiferencia”. Porque lo mejor corrompido, es peor que lo peor.
15.  La diferencia entre el puritano y el hedonista es que éste es en sí mismo débil, incluso se reconoce en el fondo imperfecto, como el publicano del pasaje evangélico, y casi que carece de energía para hacer daño. Mientras tanto, aquel, el primero, el puritano, reforzado su ego hasta el paroxismo por la voluntad que ha desarrollado por las mortificaciones, desprecia a los que no son como él, y puede hacer muchísimo daño, teniendo la conciencia perfectamente tranquila. Puede convertir en santo todos los defectos, “santa soberbia, santa desvergüenza, santa ira, santa cólera, santa ambición[4]”, etc., sin que le corroa ningún tipo de remordimiento. Es una actitud inmoral y una trampa mortal para el alma. Además, acusan a los hedonistas de inmorales que se complacen en la carne. Además, como las iglesias organizadas suelen alabar a los primeros y despreciar a los segundos, a los puritanos les colocan en los primeros puestos y aplauden sus actitudes intransigentes, que en más de una ocasión (con un fuerte aplauso o un abrumador “sí” en un referéndum) han activado  la espoletas de no pocas conflagraciones bélicas, jaleado dictaduras y generado conflictos sociales.
16.  Hijo, cuídate de ese, que es de comunión diaria”, le dijo una vez mi padre a mi hermano a propósito de un personaje, a la sazón compañero de trabajo,  de este tenor.
17.  Este tipo de personas suponen una lacra y un descrédito para las organizaciones y comunidades religiosas que los padecen, son astutos y mueven multitudes, que son arrastradas hacia oscuros fines, envueltos en papel de regalo, lobos con pieles de oveja. Guías ciegos, sepulcros blanqueados, raza de víboras, incluso ponen su granito de arena para convertir el templo de Dios en cueva de ladrones.
18.  La mortificación no es un tema de privaciones físicas. Las austeridades no dan la liberación, sino en su caso, el logro de ciertas capacidades psíquicas, videncias, por ejemplo, que bien utilizadas son una bendición, pero que tienen su lado oscuro, tal que sagaz y astutamente utilizados por esta calaña de personas, pueden provocar efectos devastadores en la gente.
19.  En realidad estos santones provocan una peligrosa ilusión de virtud, que no es tal. Suponen un obstáculo al crecimiento espiritual, pues pueden hacer creer que la cosa va de tener capacidades paranormales, como condición para el crecimiento.
20.  Las austeridades atentan a la salud, y además, como hemos visto, refuerzan sobremanera la vanidad.
21.  Buda se mortificó sobremanera durante varios años hasta casi morirse de inanición. Hasta que comprendió que esto era ridículo, absurdo y contraproducente, que no conducía a ninguna parte, salvo a la vanagloria.
22.  Dice San Francisco de Sales que el espíritu no puede soportar un cuerpo ahíto, pero un cuerpo endeble no puede soportar el espíritu.
23.  El que no sienta libertad de espíritu en las cosas sensibles, sino que su voluntad se ve atraída por ellas, debe evitarlas, pues hacen daño. Pues aunque con la razón se pueda usar de ellas para ir a Dios, si la voluntad no puede refrenar los impulsos, estas más hacen daño que provecho. (San Juan de la Cruz)
24.  La mayor mortificación es saber vivir la vida cotidiana. No son necesarias penitencias corporales. Fray Agustín Baker[5], aconsejó a Dame Gertrude una serie de normas de mortificación, a saber: primero cumplir la ley humana y divina. Segundo, abstenerse de aquello que es prohibido por la ley humana y divina, y tercero, asumir con paciencia la cruz de cada día, cargas y contradicciones tales como la sequedad espiritual, las tentaciones, la enfermedad, la pérdida de seres queridos, quebrantos de la hacienda y en general aceptar la voluntad de Dios en todo lo que suceda.

Desprendimiento

25.  La mejor mortificación es la que conduce a la eliminación del egoísmo y la obstinación. La mejor mortificación es la humildad cotidiana. Ser somero en el comer y en el beber, ejercitar el cuerpo para mantenerlo sano y ágil, y en las relaciones humanas, saber dominar los estados de ánimo y la maledicencia. Simplemente con eliminar el 50% del discurso diario, se evitan muchas tentaciones de meter la pata.
26.  Dice Rabi’a, místico sufí: Dios, si te adoro porque te temo, quémame en el infierno. Si te amo por ganar el Cielo, échame de ti, pero si te adoro por Ti mismo, no me prives de tu belleza.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
27.   Este soneto anónimo dice exactamente lo mismo.
28.  La más difícil de las mortificaciones es la santa indiferencia ante el éxito y el fracaso, pues la inquietud, según San Juan de la Cruz, es siempre vanidad.
29.  La quietud es lo opuesto a la inquietud (in-quietud).
30.  La quietud es sumisión al destino, a “lo siempre así”. Y conocer lo siempre así es estar iluminado. No conocerlo es caminar, según Lao Tse, hacia el desastre.
31.  Dice Santa Catalina de Génova[6]: “no debemos desear sino lo que sucede en cada momento, ejercitándonos siempre en la bondad”.
32.  La mortificación camina siempre a lo largo del filo de una navaja, a la derecha, la Escila de la austeridad egocéntrica. A la izquierda, la Caribdis[7] de un descuidado quietismo.
33.  La Filosofía perenne promulga ni el estoicismo ni la pasividad, sino la aceptación activa. No es una ausencia de productividad, sino que esta sea generada por Dios a nuestro través. Sin la renuncia de lo propio, Dios no puede actuar.
34.  Sin vender todo cuanto crees que es tuyo, Dios no se te puede dar a Sí mismo.
35.  Un amor verdaderamente divino, como el sol que luce para justos e injustos, es imposible para un espíritu aprisionado en lo suyo.
36.  Dice San Juan de la Cruz, que el asimiento a alguna cosa impide zarpar hacia lo divino. Da igual estar atado por un hijo o por un grueso cabo al embarcadero. Si un barco está atado por un hilo fino, señal de que no quiere salir a la mar. Luego más allá del trabajo que suponga cortar amarras, lo importante es la voluntad de salir.
37.  Y hay cosas curiosas. Hay amores lícitos y buenos –explica San Francisco de Sales-, que por excesivos y apasionados se tornan en peligrosos, por ejemplo, amores a parientes, amigos, prácticas de virtud, etc. Es el amor con apego, el que necesitamos para sentirnos bien, felices. Y lo vemos como un fin, cuando son un medio.
38.  Los bienes de Dios, fuera de toda medida, sólo pueden ser contenidos en un corazón vacío, así, “cuando el corazón llora por lo perdido, el espíritu llora por lo encontrado” Este es un aforismo sufí, anónimo.
39.  El que pierda su vida, la salvará, dice Jesús de Nazareth.
40.  Liberado de mí mismo, se me concede la eternidad. Así es necesariamente Brahm uno con el Atman.
41.  La experiencia espiritual es a veces oscurecida por el lenguaje con que se describe. Si no os hacéis como niños, significa que un hombre no puede parecer a un niño si no hace un curso acelerado de abnegación, pues tiene que perder su propia vida.
42.  Hay que desaprender los sucios ardides de la humanidad adulta, como refiere la filosofía tolteca, renunciar a los sueños de la familia, del clan, de la sociedad, e incluso, del Planeta.
43.  El ejercicio del amor y la virtud es al principio y severo acto de la voluntad en base a la razón del deber –refiere Walter Hilton[8]-. Y se hace. Mas cuando por la gracia de Dios, la razón se torna luz y la voluntad en amor desde lo más íntimo, superada la sequedad, sobreviene la consolación y la virtud. Antes pesado caminar se torna en verdadero deleite.
44.  Mientras sea y tenga esto o aquello, seré sólo esto o aquello. Cuando me desprenda de esto o aquello, lo seré todo, lo tendré todo. (Eckhart)
45.  Conclusión: todo es nuestro a condición de que no miremos nada como propio. Y además todo es de todos los demás. No hay comunismo completo si los bienes no son poseídas por una comunidad de personas en estado de desprendimiento y abnegación.
46.  El artista, el filósofo y el científico, también han de disciplinarse para ser objetivos y admitir que existe más, mucho más de lo que los métodos al uso y escuelas de pensamiento predican. Lograr la obra artística, filosófica o el descubrimiento científico lleva a un estado comparable a la beatitud. espiritual, sólo que en otras coordenadas.
47.  Sin embargo, el excesivo amor a la cultura puede llevarte a la idolatría. Y el excesivo amor al estudio puede crear monstruos de egoísmo, y terminan amando el estudio más que lo estudiado (Teología germánica).
48.  Cuando la mortificación es completa, su fruto más carcterístico es la simplicidad.
49.  Fenelón dice sobre la simplicidad lo siguiente: en el mundo un simple es un tonto. Pero la simplicidad real, lejos de estulticia, es sublime. Todos los sabios la admiran y saben que pecan contra ella. La simplicidad es aquello que evita la conciencia de uno mismo. Y no es lo mismo que sinceridad. La sinceridad es humilde, no intenta aparentar lo que no es. Pero piensa siempre en sí mismo. La simplicidad es el punto fiel entre dos extremos. Un extremo en dejar absorberse por todas las cosas que nos rodean y no volver nunca el pensamiento a lo interior. Es el extremo de la persona extrovertida. El otro extremo es el ensimismamiento, el extremo del introvertido. Ambos están embriagados, el uno en el exterior, el otro en el interior.
50.  La simplicidad real es el fiel entre la extroversión y la introversión; ni abrumada por lo externo, ni entregada a interminables refinamientos interiores.
51.  Es el alma que mira a donde va, sin perder el tiempo discutiendo cada uno de sus pasos mirando perpetuamente hacia atrás.
52.  La forma de equilibrar ambas fuerzas antagónicas es, primero, mirando al interior para evitar la embriaguez del mundo. Segundo, enfocar la mirada hacia Dios por temor a apartarnos de Él. (por un “yo temo a Dios”). Y tercero, liberándonos del temor, cesar la inquieta mirada de uno mismo, para contemplar a Dios, olvidándonos en Él, sin cegarnos en las propias faltas, pero sin ser indiferente a nuestros errores.
53.  Estas reflexiones de Fenelón ponen en evidencia el desprecio que la psicología postfreudiana ha hecho del componente espiritual del ser humano. Los psicólogos contemporáneos han pasado por alto la naturaleza tripartita del hombre (cuerpo físico-mente-espíritu), y que realmente vive en la frontera de dos mundos, el material y el espiritual.
54.  La mente cree que el material es el mundo real y acaso intuye que pudiera haber un mundo espiritual después de la muerte, pero no está segura. El espíritu, encarcelado en las mazmorras de inconsciente, a penas es capaz de expresarse, aunque un anhelo inexplicable retumba en lo más profundo de nosotros.
55.  La simplicidad cristiana de Fenelón es idéntica a la de Lao Tse, que afirma como origen del gran pecado del hombre, el desvío del Gran Camino del Tao[9]. La iluminación aparece cuando abandonamos nuestro propio camino y nos hacemos dóciles al Tao. Los taoístas escriben como si conocieran el noble salvaje[10] de Rousseau[11]
56.  Según el taoísmo, para preservar a la civilización de la corrupción, debe reducirse su complejidad, protegerla de las corrupciones del pensamiento y acción diseñadas por el hombre, de modo que eclipsan al Tao. Para ello, los gobernantes han de ser sabios, y para ello, han de desembarazarse de todas las rigideces de la no regenerada edad adulta y volverse como niños.
57.  La simplicidad del sabio perfecto es fruto de la mortificación; mortificación de la voluntad por el recogimiento y meditación de la mente.
58.  En la existencia negativa del alma reside el Tao. Esto es en el ayuno del corazón, la ausencia del “yo”. Son palabras de Confucio[12]
59.  La mortificación no es otra cosa que un procedimiento de estudio, un conjunto de prácticas que permitan la manifestación del espíritu en este mundo. Y esto es a costa de someter el “yo” a la mínima expresión, y así entronizar el espíritu, que es el canal de manifestación de Dios en el mundo.
60.  La mortificación lleva a “Dios en mí”, a la Presencia continua.
61.  El efecto es como el ebrio que se cae de la carreta. Sus huesos sufrirán pero él no. Si esto lo consigue el vino –dice Chuang Tse-, qué no podrá conseguir Dios en nosotros.
62.  Vivir es un arte. Igual que el artista sabe que la creación de su obra no es nunca fruto de una reflexión personal, sino de una inspiración misteriosa que le llega de fuera (musas, lo llaman), de igual forma el hombre que desee la perfección en esta vida sabe o ha de saber que jamás la conseguirá por la vía del autocrecimiento y de la reflexión personal, sino abandonándose a la inspiración divina. Es la parábola del cocinero del príncipe Hui, narrada por Chuang Tse, que tras años de experiencia, su  mano con el cuchillo no era dirigida por su mente, sino por una extraña fuerza intuitiva que le permitía cortar sin mellar el filo, de modo que tras 19 años el cuchillo estaba tan afilado como el primer día, cuando otros cocineros tenían que cambiar de cuchillo cada año o cada mes.
63.  Buda presenta un sendero de ocho pasos[13], basado en las cuatro nobles verdades[14] donde describe las condiciones para llegar a la recta contemplación, que lo abordan los primeros siete pasos. Los siete pasos son un método para la total mortificación del intelecto y la voluntad, anhelo y emoción, pensamiento, habla y acción y de los medios de vida.

Vida recta

64.  Hay profesiones y medios de vida que son incompatibles con el camino del Tao, de la iluminación, con el camino hacia Dios. Son en primer lugar, como no podría ser de otro modo, las actividades criminales, que atentan contra la vida, los bienes y las personas en cualesquiera aspectos.
65.  Pero hay otras profesiones, que según las culturas son admisibles o no en este camino de perfección. Así, en las sociedades budistas, los fabricantes de armas, de bebidas alcohólicas o productores de carnes, son deplorables porque atentan poniendo en peligro la vida o la salud de las personas.
66.  En la Europa medieval estaba condenada la práctica de la usura, lo que aprovecharon los judíos (que sí han admitido desde siempre esta práctica) para desarrollar la Banca y hacerse prácticamente con el control mundial de las finanzas hasta el día de hoy. Sólo después de la Reforma, la Iglesia católica aceptó esta práctica (pero ya era tarde, los judíos ya tenían el control).
67.  Para los cuáqueros, la milicia es inmoral porque provoca las guerras.
68.  Vemos que es peligroso establecer reglas detalladas de recto vivir, pues es muy variable según las culturas y tradiciones. Ante un código rígido, se corre el riesgo de que la gente responda con hipocresía y si puede con la rebelión o la apostasía.
69.  En la tradición cristiana se establece una diferencia entre los preceptos para todos los fieles y los consejos de perfección, opcionales para aquellos que aspiren a la unión íntima con Dios.
70.  Los preceptos comunes son el código moral ordinario con obligatoriedad de amar a Dios y al prójimo, y las prácticas religiosas. Para muchos, cumplir el amor a Dios y al prójimo obliga romper lazos con el mundo. Esto se resuelve aceptando los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, es decir, entrando en vida religiosa. Esta posición hace que los matrimonios y en general los laicos, queden excluidos de la posibilidad de aspirar a la santidad. Esta actitud sale de la interpretación “al-pi-de-la-letra” de la máxima de Jesús “deja y vende cuanto tienes, dáselo a los pobres, toma tu cruz y sígueme”, si se entiende vender por vender y quedarse físicamente sin nada. Es decir, al pie de la letra, Jesús parece referirse a la “pobreza efectiva”.
71.  Este planteamiento de o todo o nada, o vivir en el mundo o fuera del mundo, es acorde con el planteamiento aristotélico del “tercero excluido[15]”, postura dicotómica y maniquea que sólo admite un enunciado verdadero frente al resto de enunciados falsos, no cabe una tercera opción. Por eso San pablo dice que estando bien casarse, es mejor no casarse, si se quiere alcanzar de verdad la Gloria.
72.  Pobreza efectiva es no tener dinero. Pero no es lo mismo que la “pobreza afectiva”, que es el desapego al dinero.
73.  Se puede ser pobre afectivo, sin serlo efectivo. Y se puede ser pobre efectivo, pero afecto a las riquezas en tanto la persona esté obsesionada por conseguir dinero, no tanto para vivir, sino para enriquecerse, aunque suponga una utopía para él.
74.  Así pues, el recto vivir, más allá del código moral ordinario, entra por entero en lo estrictamente personal.

El poder

75.  Probablemente, el mayor enemigo del recto vivir sea ceder a la tentación del poder. El poder es una de las expresiones más conocidas de la soberbia. Sentirse superior a los demás por razón de habilidades, conocimientos, cargo, posición social, capacidad económica, etc., es una de las tentaciones más lesivas para el ser humano.
76.  El ansia de poder no es un vicio del cuerpo. El apetito de poder es un deseo de la mente, tan poderoso como una adicción a las drogas. Tiene atributos de tolerancia y dependencia. Tolerancia porque cuanto más poder tienes, más necesitas incrementarlo para sentirte “¿satisfecho?”; y resulta insoportable perder parcelas de poder.
77.  El apetito de poder crece con cada satisfacción conseguida y con cada éxito logrado. Por tanto el ansia de poder responde a la teoría de la acumulación, cuanto más poder, tanto más se desea y se obtiene.
78.  La ascensión en la jerarquía suele ser un proceso lento y prolongado, de modo que a cargos de poder efectivo se llega en una etapa relativamente4 tardía de la vida.
79.  Cuanto más viejo se es, tanto más posibilidades tiene el que ama el poder de complacerse en el pecado que lo acosa, tanto mayores y más frecuentes son las tentaciones y más posibilidades de caer en ellas.
80.  Esto es diferente que el libertino[16], que aunque no quiera abandonar sus vicios, con los años, los vicios le abandonan a él.
81.  El poderoso ni abandona los vicios, ni los vicios le abandonan. Es por eso que el político o el banquero, o el empresario multimillonario, es por defecto una persona ambiciosa de poder, embelesado por su erótica, que le permite mandar sobre vidas y haciendas, con riesgo casi cierto de caer en prácticas corruptas y por todo ello, un sujeto con clara sospecha de maldad. En otras palabras, se tiene que demostrar su honestidad, porque el simple hecho de ejercer el poder a gran escala, lleva consigo actitudes inmorales, siempre.
82.  Como dice Acton[17], “el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”
83.  Existe en Estados Unidos un dicho que afirma “tras un gran imperio siempre hay un gran delito”, porque nadie levanta un imperio económico haciendo obras de caridad, porque el ejercicio de la política y del libre mercado a gran escala obliga a bordear la legalidad cuando no infringirla abiertamente), y desde luego, sin que importe la moralidad.
84.  El sentimiento de poder se transmite por delegación de competencias a toda la pirámide de la organización o del Estado. Hasta el portero del Ministerio siente el poder desde la autoridad que le han delegado en él de permitir o no el paso de las personas.
85.  Incluso, los estilos de gobiernos de las naciones afectan a sus gentes. En una dictadura, el ciudadano medio tiende a ejercer el poder que le corresponda de modo dictatorial, como su jefe supremo, como su caudillo, a imagen y semejanza de su “amado líder”.
86.  El poder es esencialmente expansivo por definición. No se detiene ni cuando choca con otro poder, porque si se trata de medir fuerzas, se monta una guerra y listo, que gane el más fuerte, y el que gane, todo para él. Así se ha escrito la Historia.
87.  La única forma de controlar la expansión del poder es conseguir repartirlo. Es importante desconcentrar el poder, razón por la cual las monarquías efectivas (no las europeas actuales que son constitucionales, donde el Rey es más una figura agradable y conciliadora), es en la práctica una dictadura.
88.  Montesquieu acertó al crear la división de poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Pero hace falta aún más, una desunión organizada, una federación (gajos de una naranja) o confederación (uvas de un racimo).
89.  El apetito de poder es puramente mental e insaciable, y además inmune a enfermedades y al paso de los años. Los grandes dictadores han alcanzado edades de extrema ancianidad.
90.  Es por ello que los plazos de poder no sean largos. Los estatutos de los cartujos, jamás reformados, porque jamás fueron deformados, obligan a que los abades sólo estén ejerciendo su cargo un año.
91.  Según esto, es muy difícil, ostentando el poder, conseguir caminar en el estado unitivo con la divinidad. Sin embargo San Francisco de Sales afirma que sí se puede sí, y solamente sí, se cumple lo siguiente: 1.- Deben negarse todas las ventajas personales del poder, así como practicar la paciencia y el recogimiento, sin los que no puede haber amor ni a Dios ni a los hombres. Y 2.- El accidente de tener poder temporal no supone autoridad espiritual.
92.  La auctoritas espiritual es lograda por la gratuidad de lo divino, que permite penetrar en la naturaleza de las cosas, lo que otorga la cualidad de vidente.
93.  El vidente debe aconsejar al poderoso y este tomarle en consideración. Es un desastre que el poderoso se crea vidente, esto genera dictaduras y tiranías intolerables. Hitler, Castro, Chaves.
94.  Esto se tenía claro en la India y en Europa hasta la reforma; sin embargo la Iglesia católica cayó al final en la trampa de unir poder temporal y espiritual en una persona, el Papa, que llegó a nombrar emperadores.
95.  La autoridad espiritual sólo puede ejercerse por desinteresados libres de toda sospecha.
96.  La Iglesia puede ser el Cuerpo Místico de Cristo, pero si sus mandos tienen vasallos, gobiernan Estados y administran en la actualidad grandes imperios económicos, ningún título asignado de misticismo puede ocultar el hecho de que sus acciones de gobierno se hace como parte interesada y con segundas intenciones políticas y económicas.
97.  Hay que recordar que el político y el poderoso siempre, siempre oculta una segunda intención.
98.  El problema del poder es irresoluble. Salvo en el caso de los santos, como Gandhi, los grandes organizaciones humanas siempre tenderán a la oligarquía cuyos miembros, sí o sí están contaminados de la ambición.
99.  Por tanto el poder siempre será un problema para la sociedad. Y esto condena al futuro a repetir los errores del pasado.
100.Lucifer tiene su trono en la poltrona de los poderosos.


[1] Espiritualidad pura: La religión ha tomado un objetivo ambicioso y difícil: expresar la realidad en su dimensión trascendental. Esta expresión siempre se desarrollará influida determinantemente por la cultura de la sociedad en la cual se expresa, haciendo inaceptables o incomprensibles para otras culturas dicha expresión. De esta manera, la espiritualidad está llamada a ser una disciplina universal en el grado en que sea capaz de liberarse de las particularidades culturales y circunstanciales de la historia, en la medida en que se desembarace de las creencias y los sistemas simbólicos válidos únicamente para la cultura que los creó. David Hume apuntó hacia una "espiritualidad pura" en su libro póstumo “diálogos sobre la religión natural”. Aquí el famoso filósofo se refiere a concepciones religiosas que no derivan de una revelación (hecha a través de una cultura), sino de unos argumentos filosóficos universales. Joaquín de Fiore profetizó una religión del espíritu que estuviese libre de dogmáticas confusas que demanden explicación. De esta manera no necesitaría readaptarse a cada cultura. Mahatma Gandhi hizo referencia a esta utopía con las siguientes palabras: Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres. Pero la espiritualidad pura es tan ambigua como inconsistente. La espiritualidad necesita una puerta de acceso, un lenguaje. Cualquier lenguaje sobre lo sagrado está expresando una doctrina, aunque no hable directamente de dioses, y, por tanto, convirtiéndose en una religión. La espiritualidad necesita de una doctrina o religión para ser experimentada por las personas.
[2] El puritanismo, una parte radical del protestantismo, tuvo su origen en la Inglaterra posterior a la Reforma en Inglaterra, durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Durante el siglo XVI, un sector importante de la Iglesia de Inglaterra sentía que la ruptura definitiva con la Iglesia Católica Romana no se había terminado de producir, ya que buena parte de la liturgia y las creencias seguían siendo muy similares. Por otro lado, el anglicanismo estaba demasiado próximo al poder real inglés, obediente a sus decisiones y, por tanto, arbitrario según las coyunturas del momento. El dogma central del puritanismo era la autoridad suprema de Dios sobre los asuntos humanos. Para algunos, tal autoridad se expresaba hasta el grado de la predestinación enseñada por Juan Calvino, pero no todos compartían esta opinión. Además, los puritanos subrayaban que el individuo debía ser reformado por la gracia de Dios. Cada persona, a la que Dios mostraba misericordia, debía comprender su propia falta de valor y confiar en que el perdón que está en Cristo le había sido dado, por lo que, por gratitud, debía seguir una vida humilde y obediente. Otras notables creencias incluyen: 1.- Un énfasis en el estudio privado de la Biblia. 2.- Un deseo de que todos alcancen educación e ilustración (especialmente para que todos puedan leer la Biblia por sí mismos). 3.- El sacerdocio de todos los creyentes. 4.- Simpleza en la adoración, la exclusión de vestimentas, imágenes, velas, etc. 5.- La no celebración de festividades tradicionales que ellos consideraban estar en violación de los principios regulares de adoración. 6.- Creencia en guardar como obligatorio un día de la semana como está ordenado en los diez mandamientos, en el caso de ellos el día de la resurrección de Jesús, Domingo. Algunos aprobaban la jerarquía de la Iglesia, pero otros buscaban reformar las iglesias episcopales al modelo presbiteriano. Algunos Puritanos separatistas eran presbiterianos, pero la mayoría era congregacionalistas.
Hoy en día la palabra "puritano" se emplea de forma despectiva para referirse a alguien que tiene una opinión estricta sobre la moral sexual, está en contra de la "cultura del tiempo libre" y pretende siempre convencer de sus creencias a los demás desaprobando los puntos de vista diferentes al suyo. Nada de esto es exclusivo de los puritanos, ni tampoco es característica esencial del puritanismo, ya que su moral y tendencias ascéticas no eran más extremas que las de cualquier cristiano europeo de su época. Además, los puritanos, al menos los ingleses, eran relativamente tolerantes hacia otras creencias. La imagen popular (especialmente la televisiva) es algo más exacta como descripción de los puritanos en la América colonial, cuyo experimento social adoptó la forma de una teocracia calvinista.
[3] Francisco de Sales, más conocido como San Francisco de Sales, nació en (*Sales (Saboya), 21 de agosto de 1567 - †Lyon, 28 de diciembre de 1622) fue un santo del norte de Italia, quien fue obispo de Ginebra. Tiene el título de Doctor de la Iglesia, es titular y patrono de la familia Salesiana (fundada por San Juan Bosco) y también patrono de los escritores y periodistas
[4] Santos defectos: Tomado del Libro “Camino”, Cap. 17 #387  de Monseñor Escrivá de Balaguer: El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza. #397 Sé intransigente en la doctrina y en la conducta. —Pero sé blando en la forma. —Maza de acero poderosa, envuelta en funda acolchada. (Etc…)
[5] Fr Augustine Baker OSB (December 9, 1575August 9, 1641), was a well-known Benedictine mystic and an ascetic writer. He was one of the earliest members of the newly restored English Benedictine Congregation.
[6] Catalina de Génova nació en Génova en la primavera de 1447, de la noble familia Fieschi. Muy joven fue desposada con julio Adorno (13-1-1463); matrimonio no por amor, sino provocado por el oportunismo político al que fue sometida. Los primeros años fueron tristes y desolados, por el carácter difícil del esposo. Catalina logró superar la crisis, después de la visión de Cristo derramando sangre (22-3-1473). Desde entonces se dedicó mas aun al ejercicio de la caridad. Las oraciones, los sacrificios y el ejemplo de Santa Catalina dieron provocaron la conversión de su esposo. A los treinta años (1478) se retiró con el marido a vivir en el hospital civil de Parnmatone poniéndose a tiempo completo al servicio de los enfermos de los cuales vino a ser una humilde enfermera y sucesivamente, administradora y rectora (1489). Fue dotada por Dios de excepcionales gracias y es contada entre las mas grandes místicas.  
De su experiencia personal de purificación nació su brillante "Tratado del Purgatorio". Determinante fue su influjo en la vida eclesial de su tiempo, con el Movimiento del Divino Amor - por ella inspirado, sobre la espiritualidad moderna a través de la Escuela Francesa de los siglos XVI - XVII que sintió mucha admiración por ella. Murió consumida por el fuego devorante del amor al alba del 15 de Septiembre de 1510. Fue canonizada en 1737 por el Papa Clemente XII. Pío XII, en 1943, la proclamó "Patrona de los Hospitales Italianos".
[7] Entre Escila y Caribdis: Escila en la mitología griega, (en griego Σκύλλα) era una joven que fue transformada en una criatura marina de varias cabezas condenada a guardar un estrecho paso marítimo. Esta figura mitológica aparece en las aventuras de Odiseo. Caribdis En la mitología griega (en griego antiguo Χάρυbδις Khárubdis, ‘succionador’) es un horrible monstruo marino, hija de Poseidón y Gea, que tragaba enormes cantidades de agua tres veces al día y las devolvía otras tantas veces, adoptando así la forma de un remolino que devoraba todo lo que se ponía a su alcance.
El héroe griego Ulises tuvo que pasar entre los dos peligros Escila y Caribdis. Las dos creaturas míticas representan las amenazas verdaderas del estrecho de Mesina entre el “pie” de Italia y la isla de Sicilia. Escila es la costa con sus rocas que fácilmente pueden naufragar un barco causando la muerte de algunos marineros. Pero lejos de la costa había un peligro mayor, el remolino de Caribdis que podía consumir un barco entero. En la vida espiritual tenemos peligros semejantes. La rigidez es como la roca de Escila por la cual perdimos oportunidades. Una vez yo estaba tan fijado en una cierta tarea que no respondí a una emergencia. Por varios días me sentí muy mal. Pero es mas fácil caerme en la Caribdis de indolencia, la falta de metas claras.

[8] Walter Hilton. (1340-Thurgarton Priory, 1396) Escritor y místico inglés. Canónigo, predicó el camino de la introspección en “The scale of perfection”, obra destinada a los reclusos. A menudo se le atribuye otro tratado místico, “The cloud of unknowing”.
[9] Tao o Dao (道, pinyin: Dào) alude al significado más importante en la antigua filosofía china. Se podría traducir como el camino, la vía, el método, la dirección o el curso principal, en su versión japonesa se le llama .
[10] Teoría del noble salvaje En 1762 Rousseau desplego la teoría del noble salvaje: los seres humanos somos naturalmente buenos hasta que la sociedad nos corrompe. En lo personal diría que los seres humanos somos amorales, y que la sociedad nos impone lo que es bueno y lo que es malo premiando lo primero y sancionando lo segundo: cuando la sociedad dice que una cosa es buena y la castiga, y dice que otra cosa es mala y la premia, con esta anomalía corrompe a sus individuos, quienes con su corrupción reforzarán la corrupción social estableciendo así un círculo vicioso...
[11] Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778) fue un escritor, filósofo, músico; usualmente es definido como un ilustrado, pero parte de sus teorías prefiguran el posterior Romanticismo. Las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución Francesa, el desarrollo de las teorías Republicanas, y el crecimiento del nacionalismo. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en su más célebre frase, contenida en El contrato social: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado».

[12] Confucio (chino: 孔子, pinyin: Kǒngzǐ) (tradicionalmente 551 a. C. - 479 a. C.) fue un filósofo chino, creador del confucianismo y una de las figuras más influyentes de la historia china. Las enseñanzas de Confucio han llegado a nuestros días gracias a las Analectas, que contienen algunas de las discusiones que mantuvo con sus discípulos. El nombre habitual de Confucio en chino es Kǒngzǐ (孔子), literalmente "Maestro Kong", aunque muchas veces se lo escribe "Kung Fu Tse". Una variante de este nombre, poco habitual en la actualidad, es Kǒng Fūzǐ (孔夫子), de la que se deriva el nombre tradicional en español a partir de la forma latinizada Confucius, adoptada por los sacerdotes jesuitas en sus primeros contactos con China.
[13] Ocho pasos del budismo: El paso 1 es el de las Perspectivas Correctas. Uno debe aceptar las cuatro nobles verdades. El paso 2 es la Determinación Correcta. Uno debe renunciar a todos los deseos y a todo pensamiento que se asemeje a la lujuria, amargura y crueldad. No debe dañar a ninguna criatura viviente. El paso 3 es la Palabra Correcta. Uno debe hablar sólo verdad. No puede haber ninguna mentira, calumnia o conversación vana. El paso 4 es el Comportamiento Correcto. Uno debe abstenerse de la inmoralidad sexual, de robar y de matar.
El paso 5 es la Ocupación Correcta. Uno debe trabajar en una ocupación que beneficie a otros y que no dañe a nadie. El paso 6 es el Esfuerzo Correcto. Uno debe buscar eliminar toda cualidad malvada de adentro y evitar que surjan nuevas. Uno debería buscar conseguir cualidades buenas y morales y desarrollar las que ya posee. Buscar crecer en madurez y perfección hasta lograr el amor universal. El paso 7 es la Contemplación Correcta. Uno debe ser observador, contemplativo y debe estar libre del deseo y de la aflicción. El paso 8, es la Meditación Correcta.
[14] Cuatro nobles verdades del budismo: La Primera Noble Verdad es que hay dolor y sufrimiento en el mundo. El nacimiento es doloroso, y también lo es la muerte. La enfermedad y la vejez son dolorosas. A lo largo de la vida, todas las cosas vivas encuentran sufrimiento.  La Segunda Noble Verdad se relaciona con la causa del sufrimiento. Es la avidez por la riqueza, la felicidad y otras formas de disfrute egoísta la que causa el sufrimiento. Esta avidez nunca puede ser satisfecha porque está arraigada en la ignorancia. La Tercera Noble Verdad es el final de todo sufrimiento. El sufrimiento cesará cuando una persona puede liberarse de todo deseo. La Cuarta Noble Verdad es la extinción de todo deseo siguiendo el camino de ocho pasos.

[15] El principio del tercero excluido o principium tertium exclusum es un principio de la lógica tradicional formulado canónicamente por Leibniz como: o A es B o A no es B. Ahora lo leemos del siguiente modo: o bien P es verdadera, o bien su negación ¬P lo es. Entre dos proposiciones que juntas forman una contradicción no hay una tercera posibilidad, la tercera está excluida. También se conoce como "tertium non datur" ('Una tercera (cosa) no se da'). Clásicamente se considera que es uno de los principios o leyes fundamentales del pensamiento (junto con el principio de identidad, de no contradicción y de razón suficiente). El principio de tercio excluso es considerado por muchos como derivado del principio de identidad. Nótese que, en este supuesto, aquél no tendría la consideración de primer principio. Se enuncia diciendo: una cosa es o no es (quodlibet aut est aut non est) –versión ontológica- o bien: ente dos cosas contradictorias no cabe termino medio, (inter duo contradictoria non este médium)-versión lógica-, lo cual quiere decir que de dos proposiciones contradictorias, necesariamente la una es verdadera y la otra falsa, y que ambas no pueden ser ni verdaderas ni falsas a la vez.
[16] Un libertino (en inglés, rake) es una persona entregada al libertinaje. Los libertinos son personajes frecuentes en las novelas. A menudo un libertino es un hombre que malgasta su fortuna, generalmente heredada, en vino, mujeres y diversión, incurriendo en deudas por su prodigalidad; ideológicamente es descreído o nihilista, y no cree en los milagros. Todos estos sentidos tenía el término libertino: Un depravado. Un ateo dedicado sólo a los placeres del cuerpo. Un filósofo escéptico o pirrónico en la lengua del siglo XVIII.
[17] Se conoce como dictum de Acton a una célebre frase acuñada por el historiador católico británico John Emerich Edward Dalkberg Acton, más conocido como Lord Acton en 1887. En su redacción original decía: Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely. La frase ha sido traducida de diversas formas: El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. O, más literalmente: El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.

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